La teoría de las ideas es también la base de la explicación del cosmos. Platón recurre a la figura de una inteligencia ordenadora, el Demiurgo o artesano, que ha ordenado una materia caótica y eterna, sometida al movimiento, y lo ha hecho en un espacio también eterno, siguiendo el modelo del mundo de las ideas. Así surge un universo ordenado, un cosmos. Platón lo considera el mejor y el mas bello de los mundos posibles y que su imperfección debe atribuirse a la imperfección de la materia.
El Demiurgo da forma al cosmos como un gran organismo vivo, y en consecuencia, le ha dotado de un alma, el alma del mundo.
Los cuerpos sensibles están hechos e los cuatro elemento de Empédocles, pero asociados a los poliedros: el tetraedro se corresponde con el fuego, el octaedro con el aire, el icosaedro con el agua y el cubo con la tierra. El dodecaedro se correspondería con la estructura esférica del cosmos. En cuanto a las almas de los seres humanos, están hechas del mismo material que el alma cósmica, y participan en los dos mundos.
Platón introduce con su cosmología una explicación teleológica: todo ocurre con algún propósito.